(Uruguay y el mundo). Cuando una persona recoge un salamín, chacareros o longanizas, el mismo viene con un precio. Sin embargo ese precio fue fijado cuando se lo pesó días antes, recién fresquito. Con el paso del tiempo, se van secando y perdiendo peso.
Prueben arrancar la etiqueta y pedir que los pesen otra vez: Se sorprenderán de la diferencia.
Que bueno, eh?
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